Una noche obscura, Jouiae salió de la ciudad. Con ella, su destino. Veía el pavimento acelerarse y soñaba con la realidad. Ansiaba despertar y vivir en el mundo imaginario de él. Aquél donde con sólo mirar a la luna, sentiría la proximidad y cariño de su compañía, mas no el frío cristal en la mejilla.
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